La voz de la naturaleza

Dicen que la música nació imitando la naturaleza. En cualquier caso, el nacimiento de la ciencia y de la música tienen un denominador común: la experimentación. La ciencia ha hecho mucho por la música. El segundo vídeo muestra un Minimoog, un sintetizador que no existiría sin la ciencia y la tecnología. ¿Sabías que xilofón significa «voz de madera» en griego?

Las pseudociencias ¡vaya timo!

«Mientras que la ciencia está llena de problemas, y cada uno de sus hallazgos trae consigo problemas nuevos, la pseudociencia se caracteriza por la seguridad. En otras palabras, la ciencia engendra más ciencia, pero la pseudociencia es estéril, puesto que no genera problemas nuevos. En resumen, el principal problema de la pseudociencia yace en que su investigación es o bien profundamente defectuosa o bien inexistente. Ésa es la razón por la cual la especulación pseudocientífica, contrariamente a la investigación científica, no ha proporcionado ni una sola ley sobre la naturaleza o
la sociedad».

Mario Bunge, «Las pseudociencias ¡vaya timo!», de próxima publicación

La verdad sobre las neuronas espejo: en dos frases

Actualización: esta entrada viene a colación de un texto publicado en un blog (no voy a dar el enlace para no ofrecerle tráfico) en el que se dice meridianamente claro que el documental que sigue sirve como prueba de existencia de la telepatía. El documental no es malo y, de hecho, se habla en términos científicos. Mi crítica no es tanto al documental sino a las interpretaciones que se hacen.

Expresiones como «mentes conectadas» no son más que formas poco prosaicas de hablar de la empatía o aprendizaje por imitación. No son, para nada, frases afortunadas y que digan la verdad, si hacemos caso a las definición de conectar. Es algo que podemos escuchar en el documental Mentes conectadas sin brujería, de REDES, con un título aún menos acertado. Puede parecer más propio de un becario en la sección de ciencias de un periódico nacional que de un divulgador científico. Sin embargo, cuando uno ve el documental queda más que patente que no trata de mostrarnos que nuestras mentes están conectadas en el sentido telepático. Se entiende que en este tipo de programas tengan que bajar el nivel del discurso científico para que todos puedan entender. De hecho el documental es bueno, claro y nada pseudocientífico. Si hablo de todo esto que viene abajo es porque en algunos lugares de internet están sacando las cosas de quicio al afirmar que este documental prueba la existencia de la telepatía. Qué barbaridad.

Las dos frases. Las neuronas espejo son un tipo de neuronas que se activan cuando un individuo copia la actividad que está viendo (es como un reflejo, de ahí el nombre de neuronas espejo). Son por tanto, las responsables de la empatía o el aprendizaje por imitación, por poner los dos ejemplos más populares.

Estas neuronas copionas están en el área de Broca y en la corteza parietal. Son el producto de la evolución. Precisamente, la existencia de este tipo de neurona contradice la existencia de los poderes psíquicos, la telepatía u otros. ¿Por qué? Muy sencillo. Los miles de años de evolución nos han preparado para sobrevivir en grupos sociales: o te adaptas al medio (tu grupo) o no sales de los 2 meses de edad. Por tanto, sólo los que eran capaces de copiar (literalmente hablando) a sus congéneres han conseguido vivir una serie de años y, lo más importante, tener descendencia transmitiendo así sus genes. Si la telepatía (en el sentido de pensar algo, con los ojitos cerrados, en distintas habitaciones, etc.) hubises existido alguna vez nunca jamás la habríamos anulado de nuestras habilidades, pues representa una ventaja enorme frente a otros individuos. ¿Te imaginas lo óptima que sería una cacería hace 75 000 años sin tener que decir palabras, sólo indicándonos las cosas mediante el pensamiento, sin mirarnos, en la distancia? Claro, siempre habrá alguien que diga que cuando miras a Fulanito a los ojos sabes si está triste o no. ¡No me digas!, qué descubrimiento. Se llama empatía, conocer a la persona o tener experiencia interpretando semblantes o dinámicas corporales. Ahí es nada.

El asunto de la evolución puede entenderse bien con un experimento que Marco Iacobi describe en su libro La neuronas espejo. Empatía, neuropolítica, autismo, imitación o de cómo entendemos a los otros:

Tomemos el experimento de la taza de té con el que soñé hace unos años y que describiré en detalle más adelante. Los participantes del ensayo miran tres videoclips que muestran el mismo movimiento sim- ple: una mano que toma una taza de té. En uno, el movimiento no está inserto en ningún contexto. Sólo se ven la mano y la taza. En otro, los participantes ven una mesa desordenada, llena de migas de galle- tas y servilletas sucias: claramente, la finalización de una merienda. El tercer video exhibe una mesada muy prolija, al parecer preparada para tomar el té. En los tres videoclips hay una mano que alcanza una taza de té. No sucede nada más, de modo que la acción prensil que observan los participantes del experimento es siempre la misma. La única diferencia es el contexto.

¿Las neuronas espejo del cerebro de estos participantes notan la di – ferencia entre los contextos? Sí. Cuando el participante observa la escena de tomar la taza desprovista de todo contexto, las neuronas espejo presentan el grado más bajo de actividad. Se activan más cuando el participante observa cualquiera de las otras dos escenas y desplie- gan el mayor nivel de actividad cuando miran la escena prolija. ¿Por qué? Porque beber es una intención mucho más fundamental para nosotros que limpiar. Hoy en día, el experimento de la taza de té es muy conocido en el campo de la neurociencia, pero no se trata de un resultado aislado: existen numerosas pruebas empíricas que sugie- ren que el cerebro es capaz de reflejar de manera especular los aspec- tos más profundos de las mentes de los demás –la intención es sin dudas uno de tales aspectos– en el grado ínfimo de una sola neurona. Ello es increíblemente asombroso. Igualmente asombrosa es la hol- gura de la simulación. No necesitamos hacer inferencias complejas o recurrir a complicados algoritmos. En su lugar, hacemos uso de las neuronas espejo.

En el documental de REDES en ningún momento se habla de telepatía ni del ratoncito Pérez. Es muy sencillo de entender, a ver si nos enteramos: para demostrar científicamente la existencia de algo hay que demostrar SU EXISTENCIA, no aprovecharnos de lo que dicen algunos científicos, tergiversarlo y sacar NUESTRAS PROPIAS CONCLUSIONES. ¿Alguien puede decirme en qué momento del documental de abajo Marco Iacoboni habla de telepatía?

Esta es la razón por la cual huyo de los titulares de este tipo (Mentes conectadas sin brujería), los cuales yo mismo he sufrido en multitud de entrevistas que me han realizado, sacando mis propias frases de contexto y poniéndome en un aprieto. Detesto el «Eugenio, usted dijo…», ¡cuándo dije eso! Este tipo de titulares son poéticos y enganchan al lector, pero el problema es cuando el lector no alcanza un grado intelectual adecuado y se toma las frases al pie de la letra.

Los divulgadores debemos ser cuidadosos con las palabras, medirlas en cada momento, porque, por desgracia, no todos tenemos la formación epistemológica adecuada y podemos inferir resultados inadecuados, cayendo en las espantosas garras de la pseudociencia. La filosofía de la ciencia debería estar presente en los temarios de secundaria, ¿no crees?