Nulius in verba: en palabra de nadie

 

Lema de la Royal Society: «Nullius in verba».

Los versos 14 y 15 de la primera epístola de primer libro de las Epístolas de Horacio dicen:

 

«Nullius addictus iurare in verba magistri,
quo me cumque rapit tempestas, deferor hospes».
(«No soy dado a reverenciar la palabra de ningún maestro,
dondequiera que la tormenta me arrastre, me tenderé como un huésped».)

Sigue leyendo

Copérnico el aristotélico


Andaba yo en 2008 haciendo mi doctorado en Filosofía de la Ciencia y me encajé entre pecho y espalda el  De Revolutionibus. Escribí esto y aunque mejoraría algo, no me quedó mal.

 


«CopernicSystem». Disponible bajo la licencia Dominio público vía Wikimedia Commons.
 

[Entrada publicada originalmente el 2 de febrero de 2008, en el antiguo alojamiento de Ciencia en el XXI:  http://www.cienciaxxi.com/2008/02/coprnico-el-aristotlico.html (enlace perdido)]

 

De entrada ya algún lector se habrá espantado con el título, el cual le produce desmayo, desacuerdo y un tropel de improperios a mi persona. Pretendo sentar algunos conceptos sobre la figura de Copérnico, su papel en la historia de la ciencia y la realidad que vivió.

Se ha mitificado en grado sumo el papel de Copérnico en la Revolución Científica del siglo XVI. En 1543 se publicó, a título póstumo, el De Revolutionibus, un libro que pasaría a la historia como el iniciador de la mencionada revolución. Lo mejor sería hacer una lista con los diez principales puntos que considero confusos:

1. Copérnico no fue el primero en dotar de movimiento a la Tierra.
2. Copérnico no es un «detractor» absoluto de Ptolomeo.
3. Copérnico no fue un gran astrónomo en el sentido de modelización de datos.
4. Copérnico se basa en argumentos aristotélicos y platónicos.
5. Copérnico sí le daba una validez real a su teórica planetaria.
6. Copérnico no sabe evidenciar el movimiento de la Tierra.
7. El sistema copernicano no facilitaba los cálculos, sí los hacía algo más precisos.
8. Los astrónomos de la época de Copérnico no aceptan que el sistema copernicano tengan realidad física.
9. La revolución copernicana toma forma con los copernicanos, no con Copérnico, nacidos en la época de la publicación del De Revolutionibus.
10. El sistema copernicano no es heliocéntrico (uy, lo que he dicho).

1. Copérnico no fue el primero en dotar de movimiento a la Tierra. Este apartado es muy conocido y transitado. Sólo basta leer el capítulo V del Libro 1 para ver como como el mismo Copérnico cita a Heráclides, Filolao, etc.

2. Copérnico no es un «detractor» absoluto de Ptolomeo. Se ha representado en muchas ocasiones a un Copérnico enfrentado a la figura de Ptolomeo, esto está muy alejado de la realidad. Copérnico valoraba a Ptolomeo como un gran astrónomo. De hecho en los catorce siglos que los separa no hubo ni un astrónomo de primera línea. Tal vez los que preceden inmediatamente a Copérnico: Peuerbach y su alumno Muller (Regiomontano). Lo que critica es que la longitud del año tenía un desface de 14 minutos y algunos segundos. Eso había generado un atraso en las estaciones de 10 días. El calendario se reformará (tomando la base copernicana) en 1582, con Gregorio XIII, de ahí la denominación calendario gregoriano.

3. Copérnico no fue un gran astrónomo en el sentido de modelización de datos. 
Lo que realmente consiguió Copérnico fue hacer una transformación geométrica de los modelos ya construidos por Ptolomeo y los árabes. Esto no le resta importancia a la labor de Copérnico, pero sí se la suma al papel que juega Kepler: fue el primer astrónomo tras Ptolomeo que consiguió modelar un sistema a partir del arduo análisis de los datos.

4. Copérnico se basa en argumentos aristotélicos y platónicos.
 El intento de mitificar en demasía a nuestro maravilloso personaje hace que no conozcamos el fondo de la cuestión. La base de todo el sistema copernicano descansa en la idea de que las órbitas deben ser circulares y uniformes, idea que parte de Platón y Aristóteles. Copérnico le reprocha a Ptolomeo, a sus antecesores (Eudoxo y Calippo, por ejemplo) y a todos los sucesores, el alejarse de este concepto de uniformidad al introducir todo tipo de subterfugios geométricos (deferentes, ecuantes, etc.) con tal de salvar las apariencias (esto es, describir las trayectorias sin importar demasiado la física del movimiento). Por lo tanto parte de una idea mística y pitagórica que, por suerte, le lleva a una solución relativamente correcta.

5. Copérnico sí le daba una validez real a su teórica planetaria. 
Fue Osiander quien escribió el prólogo en el que se presenta el sistema copernicano como una «hipótesis matemática sin realidad física». Los astrónomos estaban acostumbrados a trabajar con modelos matemáticos sin acudir a realidades, la crisis astronómica pasaba por este divorcio entre realidad y modelo cosmológico. Copérnico no se mostraba a favor del prólogo, su convicción era total acerca del movimiento terrestre. El capítulo VIII del Libro I se titula Solución de dichas razones y su insuficiencia, en él pretende resolver los problemas que se le asocian al movimiento de la Tierrapor muchos de los autores antiguos, citados en el capítulo VII.

6. Copérnico no sabe evidenciar el movimiento de la Tierra. Siguiendo con la idea anterior, Copérnico pretende dar una solución a las trabas puestas al movimiento terrestre. Se apoya en razonamientos aristotélicos: si la Tierra rota no aparece un viento hacia el Este porque el aire está compuesto por «partículas terrosas». El vocabulario y los conceptos utilizados son todavía medievales. Nuestro gran iniciador de la revolución está todavía entre dos mundos conceptuales, entre dos tierras.

7. El sistema copernicano no facilitaba los cálculos, sí los hacía algo más precisos. No es verdad que el sistema de Copérnico les facilitase el trabajo a los astrónomos, de hecho aún mantiene la idea de las esferas. Tycho Brahe sería el primero en señalar que un cometa pasaba de la esfera de Venus a la de Mercurio. Brahe desnudó de realidad física el concepto de esfera. Fue un copernicano convencido en el plano matemático pero un acérrimo anticopernicano en el modelo cosmológico (elaboró su propio sistema tychónico). Este punto está unido al siguiente.

8. Los astrónomos de la época de Copérnico no aceptan que el sistema copernicano tengan realidad física. Ya se ha dejado ver en los apartados anteriores. El De Revolutionibustuvo un efecto casi inmediato entre los astrónomos, pero no por la reordenación planetaria. Fue por la precisión en los cálculos, como se ha señalado arriba. Reinhold, que no fue copérnicano, usó el método copernicano para elaborar, en 1551, las Tablas pruténicas.

9. La revolución copernicana toma forma con los copernicanos, no con Copérnico, nacidos en la época de la publicación del De revolutionibusEfectivamente. Como se ha dicho en el punto 8 la influencia inicial se dio en el plano matemático. Pero los astrónomos nacidos a mediados del siglo XVI crecieron con las ideas copernicanas. Fueron éstos los que iniciaron, realmente, la Revolución Copernicana. Si se hubiese obviado la obra de Copérnico no se habría iniciado tal revolución. Es más, si el propio Copérnico hubiese sobrevivido unos años a su obra no habría podido defenderla por carecer de argumentos en los términos de la nueva física emergente. En palabras de Solís y Sellés: «el primer astrónomo copernicano acabó con el copernicanismo», refiriéndose a Kepler. Pues éste, a pesar que sus ideas también tenían reminiscencias místicas, refinó el modelo copernicano dotándolo de un cuerpo teórico y despojándolo de los prejuicios aristotélicos-medievales. A las ideas de Kepler hay que unir a un Galileo más copernicano que Copérnico: su «Gaceta sideral» deja patente el orden copernicano del cosmos. Además, su nueva ciencia de la cinemática sienta las bases de la inercia (aún con algunas incorrecciones por limitarse a la circularidad) que despeja las dudas sobre los problemas que ocasiona el movimiento de la tierra que pisamos.

10. El sistema copernicano no es heliocéntrico (uy, lo que he dicho). Esto ya es para los quisquillosos. La famosa imagen con las siete capas esféricas del capítulo X del primer libro no es más que una técnica de marketing. Nos muestra un sistema en el que el Sol ocupa la posición central. Los siguientes capítulos (muy técnicos, por cierto) revelan que se dan ciertas anomalías y que, en realidad, el Sol no está exactamente en el centro, está muy próximo a él . Es por esto que muchos textos se refieren al modelo como modelo heliostático, el Sol está parado, pero no en el centro. No hubo que esperar mucho para que la humanidad se acercase un poco más a la realidad: Kepler situó al Sol en uno de los focos de la elipse que describe la Tierra en su movimiento de traslación. Por desgracia yo tuve que esperar a llegar a la facultad para conocer, de primera mano, el «problema de los dos cuerpos» y ver que ni la Tierra ni el Sol están quietos respecto al, llamémosle, «centro».

 

BIBLIOGRAFÍA

–  Sobre las revoluciones de los orbes celestes. N.COPÉRNICO, Ed. de Carlos Minués, Madrid: Tecnos, 2001

–  La gaceta sideral, G. GALILEI; Conversación con el mensajero sideral, J. KEPLER, Ed. de Carlos Solís, Madrid: Alianza, 2007

–  Historia de las ciencias. 2. La revolución científica de los siglos XVI y XVII, S. MASON, Madrid: Alianza, 2005

–  Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo ptelomaico y copernicano, G. GALILEI, Ed. de Antonio Beltrán, Madrid: Alianza, 1995

–  La revolución copernicana, T.S.KUHN, Barcelona: Ariel, 1996

–  Revolución científica, M. SELLÉS, C. SOLÍS, Madrid: Síntesis, 1991

 

Física con un palo

Me gusta usar un palo para explicar algunas leyes científicas, comportamientos de la naturaleza o aplicaciones tecnológicas. Mañana mismo compartiré algunas experiencias con compañeros profesores sobre este tema, en el Centro del Profesorado de Jerez de la Frontera. ¿Por qué me siento cómodo usando el recurso del palo? Muy sencillo, porque lo considero el primer objeto tecnológico con el que contó la humanidad. Tal vez la primera posición la dispute con la piedra, por eso también me gusta hablar de Física con una piedra. Me interesa especialmente una secuencia de la película 2001: una odisea en el espacio, dirigida por Stanley Kubrick:

 

En la novela homónima, de Arthur Clarke, encontramos este pasaje paralelo a la escena que acabas de ver:

 

Los instrumentos que habían planeado emplear eran bastante simples, aunque podían cambiar el mundo y dar su dominio a los mono-humanoide. El más primitivo era la piedra manual, que multiplicaba muchas veces la potencia de un golpe. Había luego el mazo de hueso, que aumentaba el alcance y procuraba un amortiguador contra las garras o zarpas de bestias hambrientas. Con estas armas, estaba a su disposición el ilimitado alimento que erraba por las sabanas .

Estos seres primitivos que vemos comprenderían que el hueso puede usarse como herramienta. Probablemente para alimentarse -inicialmente- aunque es fácil imaginar que pronto se usaría como objeto bélico. Sería tendencioso detener en este punto la historia de la Humanidad, pues la ciencia y la tecnología ha avanzado tanto que lo que comenzó siendo un hueso (a modo de palo) ha acabado llevando hombres al espacio, tal como pretende ilustrar el final de la escena (está cortada justo en el momento en que el hueso desaparece para dar salida a la estación espacial internacional). Por eso me interesa el palo, porque es el precursor del conocimiento científico.

 

Este niño no está loco, es un visionario.

Una escena de la película "2001: una odisea en el espacio". Dominar la naturaleza, tener el don de la inteligencia y el control tecnológico nos llena de poder.

El método científico en doce minutos

José Manuel Gómez Soriano es profesor de Universidad de Alicante y ha realizado este estupendo vídeo como lección inicial para su curso Nuevos retos en las Tecnologías del Lenguaje Humano. Se trata de explicar en qué consiste el método científico, qué es ciencia y qué no es ciencia, cuál es el comportamiento científico y cuál es el pseudocientífico. Expone un par de ejemplos históricos muy interesantes. Merece la pena.

La ciencia no es más que una receta para evitar que nuestros propios prejuicios o creencias nos impidan llegar a un conocimiento objetivo.

Microondas y mapas que hablan solos

A la luz de los comentarios. En muchas páginas se intenta demostrar que el  microondas es malo debido a una falacia post hoc ergo propter hoc, es decir, viendo una causalidad falsa debido a una coincidencia en las correlaciones. Sinceramente, algunos de estos resultados son irrisorios y nos llevan a conclusiones tan cómicas como las de la cucaracha sorda (ver artículo, es muy divertido). Lo que se puede leer abajo es un principio de causalidad falsa, ¿la esperanza de vida ha subido porque hoy usamos microondas? No. Ha subido por muchos motivos: mejoras en la salud (medicina moderna), alimentación (controles), etc. En cualquier caso, no hay que tenerle miedo al microondas. Entiéndase la entrada como una ironía y un error en el que los propios defensores de la ciencia podemos caer.

1. En el mapa, lo azulito representa donde es la esperanza de vida más alta: EEUU, Canadá y Europa. En todos estos países se usa microondas.

2. Lo rojo, marrón y negro representa los lugares con menor esperanza de vida. En estos países no creo que se use mucho el microondas
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Esperanza_de_vida 1. En el paleolítico la esperanza de vida al nacer era de 33 años. Comíamos alimentos de la «naturaleza». No había microondas. 2. A principos del siglo XX la esperanza de vida al nacer era de 50-65 años. Cocinábamos los alimentos de muchas maneras. No había microondas. 3. En la actualidad la esperanza de vida al nacer es de 67,2 años. Usamos el microondas.   Deja de pensar que el microondas es malo y vive sin miedos.

¿Hasta qué edad se te pueden aparecer las hadas?

Yahoo respuestas es un saco sin fondo que puede inspirar a la hora de escribir un artículo cuando estás atascado, el motor que deriva en una argumentación en el campo de la filosofía de la ciencia.

Esta pregunta parece inocente: ¿hasta qué edad se te pueden aparecer las hadas? Pero entre las respuestas nos encontramos con un par de aciertos:

 

Hasta que se te pasa la edad de creer

Hasta que dejes de creer en ellas

 

A nadie le gusta que le rompan las ilusiones. Somos más felices cuando creemos algo. La mayoría de edad del conocimiento puede hacer que estés triste, porque entiendes que los gnomos, las hadas y los duendes no existen. ¿Cuándo se les pasará la edad de creer a los conspiranoicos, parapsicólogos, etc.? Ya es hora de que el ser humano alcance la mayoría de edad.

Fotograma de la película «Fotografiando hadas».

Todos tenemos derecho a creer en lo que queramos, aunque sea en la ciencia del Ratoncito Pérez, pero que luego no le pidan a la ciencia vacunas contra el VIH y remedios para el cáncer. Los detractores de la tecnología del siglo XXI usan internet para divulgar sus reclamaciones. Es la paradoja del siglo XXI.

 

Y tú, ¿sigues creyendo en hadas?

La falacia del traje de luces

Mi infancia se desarrolló en un octavo piso de La Hermandad del Trabajo, un barrio del Distrito Macarena en Sevilla situado, entre Pino Montano y El Cerezo. Recuerdo con ferviente pasión mis juegos en unas calles llenas de naranjos, las carreras de chapas de refrescos, el tumulto de las cabalgatas de reyes, el griterío de la muchachada y un sinfín de peculiaridades que algún día relataré en una novela. Por qué no.

 

Algo que se me quedó grabado a fuego fue una caja aplanada, como de camisas, con la tapa transparente. En el interior se podía ver con total claridad un traje de luces, dobladito y peripuesto él. Mi madre lo sacaba en los cambios de estación de un altillo, en aquel piso que aún no tenía aire acondicionado. No sé cómo se podía respirar en Sevilla en aquella época. Mientras mi madre procedía al intercambio de ropas, yo observaba con detenimiento el traje de torero, sin sacarlo de la caja.

Esto no es apología del toreo, de hecho -actualmente- no estoy a favor de las corridas de toro. Créditos de la imagen: trajesdeluces.com.

 

Años después -quizás con 17 ó 18 años de edad- referí esta historia a mi madre. Con pasión. Con anhelo. Con alegría.

– Mamá, ¿te acuerdas del traje de torero que tenía de pequeño?, ¿qué pasó con él?

– Qué dices hijo, tú nunca has tenido un traje de torero.

Una caricatura que me hizo un antiguo alumno al que tengo un gran cariño. Mario Muñoz.

Me lo inventé. Lo habría visto en alguna tienda, en algún escaparate, guardadito, inalcanzable. Y mi memoria había inventado el resto de la historia. Lo prometo, recuerdo muy bien aquel inexistente traje de luces. Es un ejemplo de lo que se llama falsa memoria. Hay múltiples estudios y anécdotas de este estilo, en los que simplemente rellenamos los huecos por una u otra razón. Es la causa que explica la existencia de muchos fenómenos paranormales y extraordinarios. ¿O es que ya no recordáis la historia de la niña, el perro y Ricky Martin? Mucha gente ha visto moverse la bandera en la Luna, ¡en una fotografía! En una fotografía no se ve el movimiento, y, si se ve, se aprecian borrones. No voy a explicar otra vez por qué nos parece que se mueve, que cansa.

 

Me tomé la libertad de rebautizar el caso de falsa memoria como falacia del traje de luces, en la charla-coloquio de Escépticos que tuvimos en Bilbao la pasada semana.

 

Buzz Aldrin, fotografiado por Armstrong, saluda a la bandera de EEUU. Misión Apollo 11. Crédito: NASA. AS11-40-5874.

El efecto Streisand y los viajes a la Luna

Corría el año 2003 cuando Barbra Streisand denunciaba tanto al sitio pictopia.com como al fotógrafo Kenneth Adelman por usar una imagen aérea de sus propiedades para un anuncio de la costa de California. El fotógrafo se ocupaba de fotografiar la costa de California para advertir su erosión. De hecho, en el sitio californiacoastline.org pueden verse una serie de imágenes de un elevado interés geológico. En esta página puede consultarse la fotografía además de alguna documentación sobre el caso en cuestión.
Barbra Streisand quería defender su privacidad pero, tras el litigio, el efecto que consiguió fue el opuesto. Es decir, los curiosos quisieron ver la fotografía y hoy puedes encontrarla por cualquier parte. A esta reacción social se le conoce como efecto Streisand.
¿Qué tiene que ver todo esto con los viajes a la Luna? Cuando comencé mis estudios sobre los viajes a la Luna y las teorías de la conspiración me dispuse a encontrar absolutamente toda la información posible al respecto y divulgarla. Me encontré con mucha gente en el camino que decía que no merecía la pena hablar de ello, pues se daba publicidad, personas que me decían que era mejor gastar las energías en otros cometidos. Después de varios años sigo sin llegar al extremo de no querer hablar del tema, pero sí es cierto que determinadas hipótesis son mejor ni comentarlas, por lo ridículas que pueden llegar a ser. Prefiero perder el tiempo explicando cómo funcionaban las fases del Saturno V o cuáles eran las partes de un traje espacial de los que fueron a la Luna.
A James Oberg le propuso la NASA escribir un libro para rebatir las teorías de la conspiración lunar, pero poco tiempo después la NASA se retractó en base a, precisamente, el efecto Streisand, aunque no lo llamaran así. Podrían darle más publicidad de la que se merece, así que retiró la propuesta, aunque Oberg dijo en su momento que escribiría el ensayo. Por contra, la NASA emplea gran parte de su presupuesto en divulgación y educación. Hace poco hemos visto un vídeo con fotografías de los lugares de los alunizajes, aunque ya en 2009 nos regaló imágenes parecidas por el 40 aniversario de la proeza, a pesar de que en muchos sitios estén diciendo que son las primeras.
Insisto, no me niego a hablar del tema, ni mucho menos. La prueba está en que sigo atendiendo a los medios cuando me es posible y doy facilidades para dar conferencias y cursos. Cuando alguien me dice que quiere leer algo me permito la osadía de recomendarle mi libro. Si tiene mucho tiempo le recomiendo esta bibliografía necesaria. Y, sobre todo, que piense por sí mismo, que mire los textos con sentido crítico.
Las personas serias, las organizaciones serias, universidades, etc., no entran a trapo en discusiones inacabables repartiendo insultos a discreción en una espiral inútil. Este blog y yo mismo hemos sufrido repetidos ataques gratuitos enfocados a mi propia persona. Muchos me han recomendado que escriba una entrada respondiendo a los insultos y difamaciones, no voy a caer en el efecto Streisand. El que insulta es el que se humilla.
Aquí se habla de ciencia.
PD1: me motiva a escribir sobre el efecto Streisand el blog En el fondo del asunto.
PD2: hasta este verano no me enteré de aquello que ocurrió con las niñas de Zapatero, me lo comentó una amiga y es un caso claro de efecto Streisand.
PD3: algo parecido está pasando con un tuit sobre anorexia o algo por el estilo, no me he molestado en buscarlo y pido que nadie lo enlace aquí.

No discutas con frustrados

Me tomo la licencia de copiar más abajo -tal cual- el decálogo de mi amigo José A. Pérez Las diez maneras de detectar a un frustrado, para llevármelo a mi propio campo. En general, los partidarios extremistas de las pseudociencias pierden los nervios con rapidez y en vez de discutir sobre los argumentos, alegan insuficiencias en la personalidad del contrario, llegando al insulto y la descalificación (en archiconocido argumento ad hominem). No dudo ni por un momento que se trata de un problema de debilidad mental, un problema psicológico, por eso no me gusta reírme de este tipo de personas. Personas que no entienden el funcionamiento de la ciencia y del conocimiento en general y que caen en el argumento ad ignorantiam y en vez de reconcer que es imposible conocer todo, acaban frustrados. Yo mismo soy un ignorante de muchos temas, por eso me gusta la ciencia e investigo cada día, pero no invento conspiraciones ni me creo el primer power point que llega a mi buzón de correos. Lo mejor es, simplemente, no discutir con este tipo de personas.Sin duda, la forma de detectar a un amante de la pseudociencia viene por el punto cinco:

 

5. Tiene una posición formada acerca de cualquier cosa, siempre basada en opiniones de terceros, desde la política interna de Zimbabwe hasta el software libre.

Es además un signo de inmadurez, la típica reacción de adolescente y su necesidad de definirse y mostrarse ante los demás como un yo único, un modo de intentar mostrar que se sabe todo y que todo se tiene muy analizado y razonado. Hagámosno un favor, tengamos sentido del humor, riámonos de nosotros mismos, seamos humildes no teniendo tantas cosas tan claras en la vida, no pensemos que el mundo conspira para fastidiarnos, no culpemos a los demás de nuestros fracasos y, sobre todo, discutamos sin insultarnos. Se aprende mucho de esta manera.