El aire poético de Senovilla se llena de ciencia

Marchose el alma de mi cuerpo triste,
viendo como mis partes se desintegraban
en una simple, constante y apasionante
nota melódica de química orgánica
donde la materia sí que se transforma,
lentamente, para volver a aparecer
saliendo del polvo un neutrón algo peleón
como lo era yo, y ligándose a un protón
que no conocía aún bonito electrón.

Se trasformo mi viejo cuerpo orgánico,
mi alma vagaba triste y desamparada,
cuando como de la nada apareció
la magia de la alquimia de Gaia
que sin pudor ni vergüenza científica
un embrión creó, con carencia afectiva
de un alma que lo guiara en el universo,
hasta que mi alma se incrustó magnéticamente
para no volverse a separar y ser observada
con orbitales moleculares de aquellos
que por suerte o mala suerte quien sabe
aún dudan que tengo un alma errante.

Senovilla, en un comentario a una entrada.

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