Aunque parezca mentira, todavía hoy hay un grupo importante de personas que no cree que el ser humano pisase nuestro satélite natural, la Luna. Las razones que dan, como ya es de sobra sabido por la mayoría de mis lectores, son presuntas anomalías en las fotos. Mucho se ha hablado sobre el tema y ha quedado patente el ridículo al que se exponen con sus tratamientos faltos de rigor científico. Así que no voy a aportar nada nuevo. Sólo un punto de vista: usar una foto de la Luna para demostrar que una de las anomalías a las que se refieren estos conspiranoicos no es tal anomalía.
Un número importante de fotos muestra iluminación en las sombras, es decir, los astronautas se ven iluminados a contraluz. La idea es absurda de entrada puesto que eso pasa en la Tierra cada día, soy capaz de ver a mi amigo por delante y por detrás, venga de donde venga el foco de luz.
Jesús Cancillo, miembro de la ARP, publicó, ya hace tiempo, un trabajo magnífico titulado La ¿farsa? de la luna. Me he tomado la libertad de integrar en mi post una de las imágenes que él analizó entones.
Si os fijáis, la luz entra por la parte superior derecha, sin embargo podemos ver perfectamente el traje de Aldrin. La sombra debería ser más oscura de lo que se ve puesto que en la Luna no hay atmósfera. Falso. El suelo lunar refleja la luz proveniente del sol y, ésta, ilumina al astronauta. A su vez, el traje del astronauta fue diseñado para reflejar la máxima luz posible, por eso puede verse con bastantes detalles.
Se ven perfectamente, blanquitos. Con Google Maps también pueden verse muy bien las zonas de nieves pues su albedo es verdaderamente alto. Para saber un poco más sobre el albedo podéis consultar el detallado artículo ¿Brillando como un espejo? de Paco Bellido, en El beso en la Luna. Y hablando de este blog, me han dado permiso para que reproduzcamos una de sus fotos. El albedo de la Tierra es mayor que el de la Luna, algo más del 30%. Esto explica la conocida luz cenicienta: la porción de luna no iluminada por el sol puede verse en un color gris ceniciento debido a la reflexión terrestre de la luz solar.
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