Mis padres tienen dos perros. Uno de ellos es un chucho (dicen los veterinarios que un cruce de podenco andaluz con no se qué) más listo que el hambre. Pequeño y juguetón, es un anciano y sigue siendo igual de cansino con la pelota que cuando tenía tres meses. Este dispensador controlado por internet sería un obstáculo ridículo para él: con un par de tomas descubriría el mecanismo, se subiría de un salto a la parte superior y se las ingeniaría para levantar la tapadera.
Fuente: MAKE: Technology on your time.