«Las armas las carga el diablo, pero las dispara un hijo de puta»

La portada de ABC de hoy, 7 de agosto de 2015, es de las  más desafortunadas que se han visto en los últimos años. Nos gusta el titular fácil, amarillista, lapidario. Pero en este caso es absurdo y lleva a la confusión: «Hiroshima: la bomba que deshumanizó la ciencia».

Portada de ABC de 7 de agosto de 2015

Todos estamos de acuerdo (espero) en que el uso de la energía atómica por esta vía es una barbarie, aquello fue una tragedia indiscutible. Sin embargo, siguiendo la línea del título, se me ocurren otros titulares para otras tragedias (de menor calado en cuanto a número de personas pero tragedias al fin y al cabo), elijamos al azar tres noticias del mes de agosto (si algún afectado lee esto, le presento mis respetos):

 

– La mano que deshumanizó los cuchillos (http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/08/06/catalunya/1438891053_873704.html).

– El mechero que deshumanizó el fuego (http://politica.elpais.com/politica/2015/08/05/actualidad/1438787465_381518.html).

– El cubierto que deshumanizó las cenas (http://politica.elpais.com/politica/2015/07/25/actualidad/1437847851_079373.html).

 

La ciencia no es una persona, no disfruta de intencionalidad. La intención la pone el ser humano. Es el hombre el que realiza la acción: los cuchillos pueden ser buenos o malos, el fuego puede ser bueno o malo, la cena puede ser buena o mala… la energía atómica puede ser buena o mala. Todo depende del uso. Una vez escuché en la televisión a un soldado que decía: «Las armas las carga el diablo, pero las dispara un hijo de puta». Qué razón tenía ese chico. Afortunadamente, el uso de la energía que podemos extraer del átomo tiene otras muchas aplicaciones. En mano del ser humano está usarla de un modo o de otro. ¿Un conductor suicida por una autopista en sentido contrario deshumaniza el tráfico?, ¿un profesor pseudocientífico deshumaniza la Educación?, ¿un falso cirujano que deja morir a sus pacientes deshumaniza la medicina? Absurdos.

Un pensamiento en “«Las armas las carga el diablo, pero las dispara un hijo de puta»

  1. Por no hablar de que el bombardeo que más muertes de civiles provocó en la Segunda Guerra Mundial (y hasta el día de hoy) se llevó a cabo con bombas convencionales: Tokio, el 24 de febrero de 1945, con entre 70.000 y 125.000 muertos según qué fuente se consulte… Pero claro, comparado con el glamour de un hongo atómico el número de víctimas quemadas vivas por las bombas incendiarias normales queda tan deslucido que pasa a un segundo plano, tanto si se trata de denostar a la Ciencia como de acusar a los EEUU de cometer «la mayor atrocidad de toda la guerra»; esto último lo he leído más de una vez, incrustado con total desparpajo en un contexto en el que 10 millones de personas habían sido asesinadas siguiendo un proceso que solo cabe calificar de industrial. La exhibición de ignorancia no puede ser más notable…

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