Es curiosa la propiedad que nos advierte Cliff Pickover en su cuenta de twitter, solo hay un triángulo rectángulo pitagórico (con lados que son ternas pitagóricas) cuya área se expresa mediante dígitos repetidos. Y el área en cuestión me ha llamado la atención, 666666.
Only one Pythagorean triangle exists whose area is expressed in repeating-digits: (693, 1924, 2045) with area 666666. pic.twitter.com/Fi3SmKE3RH
Leo en I fucking love science una historia real de las que superan cualquier película de ciencia ficción. El cráneo de ruso Anatoli Petrovich Bugorski (1942) fue atravesado nada menos que por un haz de protones. En 1978 e encontraba realizando su tesis doctoral cuando el lado izquierdo de su cara fue afectado por el haz de protones en una manipulación para arreglar el entonces mayor acelerador soviético de la época, el sincrotrón U-70. Aunque la dosis asimilada por Bugorski debería haber sido mortal, las consecuencias fueron una hinchazón del lado izquierdo, quemaduras en tejidos y algunas secuelas de por vida que no lo alejaron de los laboratorios (de hecho termino su tesis): tinnitus, parálisis facial y crisis de ausencia. Cuenta que observó un flash «más brillante que un millar de soles». No puedo evitar acordarme de la preciosa historia que contó en su día Antonio Martínez Ron, ¿Qué ven los astronautas cuando cierran los ojos?
«Un científico ruso llamado Anatoli Bugorski fue atravesado en una ocasión por un haz de protones de un acelerador de partículas. Sobrevivió». Fuente: Cuenta de Facebook de ILFScience. http://goo.gl/FO2hhV
Este vídeo me ha parecido muy didáctico. Se observa una niña achicando agua de una canoa de una forma muy original, con oscilaciones de un lado a otro consigue reflotar la embarcación. La secuencia podría incluirse en un curso de «Física para náufragos». No he podido encontrar la fuente original, si algún lector la encuentra, le ruego que nos la haga llegar.
Llega a nuestras manos, vía I fucking love science, un árbol de la vida bastante visual. Se trata de un trabajo de David M. Hillis, Zwickl Derrick, y Robin Gutell, de la Universidad de Texas. En la página nos informan que si se quiere imprimir, lo ideal es hacerlo con un ancho de al menos 137 cm. Tenerlo en una clase puede ser algo bonito, que nos da idea de lo insignificantes que somos.
El número de especies representadas es aproximadamente la raíz cuadrada del número de especies que se cree que existen en la Tierra (es decir, tres mil especies de unos nueve millones de especies), o aproximadamente 0,18% de los 1,7 millones de especies que han sido formalmente descritas y nombradas.
Ya se contó por aquí una vez algo sobre rizar el rizo, hablando de pequeños roedores. Consiste en dar la vuelta a un bucle sin caer cuando se esté en la parte alta. El problema de rizar el rizo es un clásico en dinámica básica: la fuerza centrífuga en la parte alta debe ser, como mínimo, igual a la fuerza peso. A partir de lo cual se deduce que para que se pueda dar la vuelta al bucle el vehículo debe alcanzar una velocidad mínima:
Esquema válido para un Sistema de referencia no iniercial
En el conocido Física Recreativa de Perelman esta velocidad la adquiere una bicicleta dejándola caer desde cierta altura, es decir, se transforma su energía cinética en potencial:
Pero es más conocida la versión de vehículos a motor que, en poco tiempo, se aceleran a velocidades imposibles. El 30 junio veremos lo que podemos llamar doble rizo. Lo mejor, que lo veas tú mismo, un poco loco, pero física al fin y al cabo:
En esta imagen se muestra una comparativa de los satélites que hay orbitando la Tierra por países, los que ha estado y ya ya no están y los escombros que han dejado hasta el momento.
Hacer clic en la imagen para ver la imagen aumentada.
Con tanto recorte en los presupuestos para Ciencia en España, los científicos van a tener que volver a épocas pasadas, en la que se pedían favores al vecino, al ferretero y, por supuesto, al cuñado.
Blaise Pascal fue un gran matemático y físico, pero también destacó por sus pensamientos filosóficos. Fue contemporáneo de Evangelista Torricelli, del cual vamos a hablar para poder contextualizar nuestra historia de cuñados.
Torricelli desarrolló el barómetro para medir la presión atmosférica, pero de paso demostró la existencia de vacío. Lo cierto es que la historia no es como acabas de leer. Lo que buscaba Evangelista Torricelli era demostrar la existencia de vacío, puesto que en la muy establecida visión aristotélica la naturaleza tiene horror al vacío. Tomó por tanto una columna de mercurio, le dio la vuelta y la puso verticalmente sobre una cubeta que también contenía mercurio. La columna bajó en parte, lo cual ocasiona que una fracción de mercurio se evapore y que se cree un vacío parcial. La columna de mercurio bajará tanto más cuanto menor sea la presión atmosférica, pues es esta presión la que hace que no caiga por completo en la cubeta.
Pascal quiso probar in situ la idea que se deduce del experimento de Torricelli: si subes una montaña la columna de mercurio debe bajar. Pero andaba mal de salud y no podía permitirse una jornada de senderismo por una montaña. Así que en 1648 mandó a su cuñado a subir el Puy de Dôme, un volcán en el sur de Francia que merece la pena visitar. Florin Pèrier, el cuñado de Pascal, comprobó, como era de esperar, que la presión atmosférica descendía a medida que la altitud crece.