Un chimpancé muy científico

Siempre he defendido el palo como primera herramienta científica de la historia de la humanidad. Me encanta esa escena de 2001: una odisea del espacio en la que un simio golpea unos restos orgánicos con un fémur. Creo que Stanley Kubrick supo retratar perfectamente cómo la tecnología es la heredera del uso de las herramientas más básicas que nos brinda la naturaleza.

 

 

En este sentido me ha hecho gracia un vídeo en el que un dron graba a un grupo de chimpancés (ver vídeos de drones te hace pasar un rato curioso). Uno de los chimpancés muestra una actitud muy pre-científica, en su mirada se ve una humana curiosidad y, sin pensarlo, golpea al dron con una rama (¡un palo!). A continuación lo analiza, ¿qué demonios es esto?, se dirá a sí mismo. Se trata de un grupo de chimpancés del zoo de Arnhem Burgers (Países Bajos) y el vídeo lo cuelga Wall Street Journal. Me viene una pregunta, ¿puede convertirse a un chimpancé en científico?

 

 

Microondas y mapas que hablan solos

A la luz de los comentarios. En muchas páginas se intenta demostrar que el  microondas es malo debido a una falacia post hoc ergo propter hoc, es decir, viendo una causalidad falsa debido a una coincidencia en las correlaciones. Sinceramente, algunos de estos resultados son irrisorios y nos llevan a conclusiones tan cómicas como las de la cucaracha sorda (ver artículo, es muy divertido). Lo que se puede leer abajo es un principio de causalidad falsa, ¿la esperanza de vida ha subido porque hoy usamos microondas? No. Ha subido por muchos motivos: mejoras en la salud (medicina moderna), alimentación (controles), etc. En cualquier caso, no hay que tenerle miedo al microondas. Entiéndase la entrada como una ironía y un error en el que los propios defensores de la ciencia podemos caer.

1. En el mapa, lo azulito representa donde es la esperanza de vida más alta: EEUU, Canadá y Europa. En todos estos países se usa microondas.

2. Lo rojo, marrón y negro representa los lugares con menor esperanza de vida. En estos países no creo que se use mucho el microondas
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Esperanza_de_vida 1. En el paleolítico la esperanza de vida al nacer era de 33 años. Comíamos alimentos de la «naturaleza». No había microondas. 2. A principos del siglo XX la esperanza de vida al nacer era de 50-65 años. Cocinábamos los alimentos de muchas maneras. No había microondas. 3. En la actualidad la esperanza de vida al nacer es de 67,2 años. Usamos el microondas.   Deja de pensar que el microondas es malo y vive sin miedos.

Homeopatía y el ‘amimefuncionismo’

En cualquier conversación te encuentras con gente que dice «a mí me funciona» cuando se habla de homeopatía. Es el denominado amimefuncionismo. Hoy traemos el capítulo Homeopatía de la serie Escépticos. Lo que no terminan de entender los amantes de la homeopatía es que de ninguna manera está demostrado que funcionen los remedios homeopáticos. Tal vez funcione el tratamiento del homeópata, tal vez funcione el ambiente relajado al que se someta el paciente, tal vez funcione cualquier otra cosa relacionada con el proceso, etc., pero no los remedios en sí, no las pastillitas de azúcar que venden como medicina.

En medicina entran en juego una gran cantidad variables y es por eso que se hacen interminables ensayos clínicos, por acotar el blanco del remedio y entender su acción. Cuando se hace un estudio científico es imprescindible aplicar el ceteres paribus, es decir, estudiar una variable mientras se controlan las demás para que no afecten en los resultados. Por ejemplo, si dejamos caer un cuerpo, no es buena idea hacerlo un día de viento, pues podemos pensar que los objetos en un campo gravitatorio caen formando curvas. Si hablamos de medicina la cosa se complica, lógicamente, pues es muy difícil controlar los efectos de los medicamentos. Por eso se deben hacer ensayos clínicos de todos los tipos. Los medicamentos convencionales pasan estos ensayos y son conocidos los mecanismos que se producen a nivel molecular. Sin embargo, cuando se trata de remedios homeopáticos, la existencia de estudios de estos mecanismos es nula. Y, por definición, debe ser así. No pueden existir porque en estos remedios casi no hay moléculas del principio activo o no hay ninguna. Es decir, no puede haber una acción si no hay un agente que actúe. No existen estos estudios, punto. Los únicos estudios -publicados sólo en revistas sobre homeopatía- son a nivel anecdótico, es decir, se centra en la respuesta en el paciente. Esto significa que la causa del efecto que se quiere probar no tiene por qué ser el remedio homeopático. Puede ser cualquier otra cosa. Ceteres paribus.

En este sentido el paciente cae en la falacia post hoc ergo propter hoc. Lo cual me recuerda a la investigación de la cucaracha. Esta falacia consiste en relacionar una un efecto con una causa, ya sea por proximidad física, temporal o por simple error de conocimiento. Y no se trata aquí de decir que el paciente es tonto, ni mucho menos, pues cae en esta falacia por necesidad, no por falta de sustancia gris. El que está enfermo o tiene un ser querido enfermo necesita agarrarse a algo. El ejemplo típico que ilustra esta falacia es:

1. El gallo siempre canta antes de la salida del sol.

2. La salida del sol es provocada por el canto del gallo.

El ejemplo no es baladí. Pensemos en los hombres de hace 10 000 años. No conocían los movimientos planetarios, ni podrían imaginar lo que es un planeta. No es ninguna banalidad pensar que ellos pudieran llegar a esa conclusión. De hecho, este tipo de falacias son el punto de partida del pensamiento mágico en general. Si hoy un 38 % de la población española -como se dice en el documental- consume o ha consumido homeopatía se debe a la gran crisis de valores que caracteriza al siglo XXI. Nos hemos quedado huérfanos, sin creencias en las que agarrarnos. Necesitamos nuevas brujas, magos y hechiceros.

Os dejo ya con el capítulo Homeopatía. Os recuerdo que el director de esta serie es José Antonio Pérez y su presentador es Luis Alfonso Gámez. Mis felicitaciones además a Juan Ignacio Pérez, que aparece entrevistado en torno a su Cátedra de Divulgación Científica de la UPV.

NB: En este artículo se ha hablado con respeto y consideración, por tanto, no se publicarán comentarios insultantes ni subidos de tono.

El indiscutible argumento de autoridad [Cosas de alumnos XXVII]

 

«Salió en Andalucía Directo y yo Andalucía Directo me lo creo.»

Esa fue la respuesta de una alumna cuando contaba no sé qué sobre espíritus o exorcismos. Y ella no tiene la culpa (no publicaré comentarios que la ofendan), de hecho, no sabemos quiénes son los culpables. Porque cada día conozco más y más gente que trabaja en televisión y las sandeces que uno escucha en la caja tonta no decrecen. La culpa de que los adolescentes crean en idioteces es de quienes se la cuentan y de quienes no hacen por desmentirlas. Y se la cuentan los adultos, es decir, nosotros, como decía en El mito de la juventud imbécil (que por cierto es la entrada más visitada en el antiguo hosting de Ciencia en el XXI). Y somos nosotros los que tenemos que quitarles de la cabeza al ratoncito Pérez y la creencia en duendes y hadas. Ignorar el problema es una forma de cohecho.

 

Las televisiones deben cuidar sus contenidos. Pero lógicamente las televisiones son un negocio como otro cualquiera, dirán algunos. No es cierto: está jugando con la educación y la credulidad de la gente. Y esto puede hacer mucho daño. Que personas como Belén Esteban sean admitidas por una gran cantidad de españoles como ejemplo nos pone en el escalón más bajo de la escala evolutiva. Y no lo digo porque ella sea mejor o peor persona (no lo sé), lo digo por su escasa cultura científica (cultura en general). ¿Y si un día dice que comer manzanas podridas cura el cáncer? Pues una marea de ovejitas se ponen a dejar manzanas en la terraza para obtener su cura.

 

Las cadenas de televisión no son un  negocio más: portan la responsabilidad de un pueblo formado y bien informado.

 

«¿Cómo se puede condenar a este hombre por el asesino de su madre? Es huérfano». Como el abogado lo dice, debe ser cierto.. ni me paro a analizar la propia respuesta…

Y de tanto usarlo, se les rompió el amor [Cita]

«La cuestión de la pertinencia de los modelos de equilibrio puede invertirse. Para obtener el equilibrio un sistema debe «protegerse» de los flujos que componen la naturaleza. Debe ser «enlatado», por así decir, o introducido en una botella como el homúnculo del Fausto de Goethe, que rogaba al alquimista que lo creó: «Vamos, apriétame tiernamente contra tu pecho, pero no demasiado fuerte por temor a que pueda partirse el cristal».» Illya Prigogine, Isabelle Stengers, Order out of Chaos, 1984

¿Qué significa ‘Ceteres paribus’?

Aunque no me gusta indagar en los contenidos de wikipedia, tengo que reconocer que este caso lo describen bien:

Cæteris páribus, frecuentemente escrita como ceteris paribus o céteris páribus, es una locución latina que significa permaneciendo el resto constante. Ceteris significa lo demás o el resto, como en et cétera (y el resto) del que deriva la palabra etcétera. Par significa igual, como en la expresión castellana a la par.

Precisamente este procedimiento puede presumir de ser uno de los precursores del éxito de la física. Es muy común que se analice un experimento manteniedo algunas variables constantes. No es lo mismo que «ignorar algunas variables», pero sí es cierto que se ignoran las variables cuando éstas no afectan al experimento de manera relevante.

A menudo he escuchado barbaridades del tipo «Galileo estaba equivocado», «Galileo mintió», etc. Equivocado está el que dice tales dislates, además de que no ha leído nada de la pluma galileana. Galileo era plenamente consciente de que estaba limitando sus conclusiones a un conjunto de variables, sabía que el aire ofrecía una resistencia. Y es en este punto donde aplicó el ceteres paribus para abastraerse, eliminar el aire y emitir su ley de la caída de los graves. Que por cierto no le vino de la nada, fue un largo proceso que derivó de los estudios arquimedianos del movimiento de graves en los fluidos.

La física tiene esa suerte, juega con los componentes «primeros» de la naturaleza, es capaz de estructurarla, de tomar lo que interesa y de controlar los experimentos. En otras ciencias el estudio se va complicando y, por eso, tardaron más en evolucionar y llegar a una formulación más moderna (piénsese que la química no arrancó del todo con la revolución científica y que la biología ha dado el gran salto en el siglo XX, cuando se ha podido valer de la ciencia y tecnología creada por la física y la química).

Y de las «ciencias» sociales ni hablemos. Qué podemos controlar ahí.
Curiosidades:

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