El hombre que salvó a los elefantes

En la segunda mitad del siglo XIX comenzó a escasear el marfil. La demanda del preciado material extraido de las fauces de elefantes se centraba en la fabricación de bolas de billar y teclas de piano. La compañía Phelan & Collander ofreció un premio de 10000 $ a la persona que encontrase un sustituto para el marfil.
John Hyatt. Fuente: plastiquarian.com

John Wesley Hyatt mezcló -en un principio por accidente- nitrato de celulosa, alcanfor y alcohol. Descubrió que, al someterlo a grandes presiones, el material obtenido era idóneao para fabricar bolas de billar. Este nuevo material -el primer termoplástico- se patentó en la década de 1860 con el nombre de celuloide. Aún hoy hay una disputa acerca de la autoría, pues parece que Alexander Parkers ya lo descubrió unos años antes, aunque no le dio salida comercial. En cualquier caso, Hyatt encontró el material, se dice que no cobró el dinero y, de paso, salvó a los elefantes.

No creo que estas bolas sean de celuloide, pero molan. Fuente: meue.

El problema que tenía el celuloide es que son altamente inflamables. Las pelotas de ping pong suelen estar hechas de celuloide, comprueba tú mismo si son inflamables. La industria del cine, de la mano de Hannibal Winston Goodwin, comenzó a usar celuloide como soporte para las películas, desde finales del siglo XIX. De ahí que se conozca al séptimo arte con apelativos del tipo industria del celuloide. Y anda que no han ardido películas, por si no te quedó claro que es muy inflamable.

3 pensamientos en “El hombre que salvó a los elefantes

  1. Alfonso:Es que se encontraron materiales alternativos para las de billar.Ahskar:Sí, es cierto, pero hay que saber ver en esa chiripa una aplicación.

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